venas de aromas y de luz en alba,
tus caminos de tiempos y oteros,
vienen como pintura de sol y tardes
como aguaje de ojos en mis manos
como arena de versos perdidos.
Ay mujer, ardes vasta en mi soledad
en esta distancia de papiros y edenes,
para desearte cerca y de a fuegos,
tierna y quebrada en ilusiones;
y es que toco tu aliento de leñas
para ser tu voz de luna y galimatías
hasta vivir desnudo y latiendo.
Leo F. Zambrano.

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