A contraluz clavo tu sombra,
tus huellas a mi tormento.
Tengo de esta rauda una soga,
un pedazo de muerte en hálitos
y tú, sorda no brillas;
mas me atas desnudo a esta fosa
ausente entre arrabales,
mascando gritos de olvidos
y pariendo espinas en la noche.
Tiemblo, ya mis dedos duelen.
No hay piedra que aguante versos
ni luna que alumbre mis lágrimas.
Leo F Zambrano
jueves, 29 de noviembre de 2007
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