Golondrina dame tu pico para besar,
para cantar férvido a nuestro cielo
y desmenuzar semilla de universos.
Quiero encajar la luna de a quinquies
con sigilos de primas y de flores
como a viento de soledades.
Deseo aún más arañar tus entrañas
para salvar de este espejo a mi retrato,
con fulgor de estrellas y de arenas
tan desiertas de pétalos
y tan olvidada de caminos.
Entonces en este nudo de distancias,
he quedado platicando solo
sin potro ni espuela de trovador,
limpio diría en tiempos,
en labios y vidas bohemias
que agoté la lágrima del vino
y mi cuerpo no saltó más,
creo atrapó dioses en tu entidad
para ser la pestaña de tu sombra
y la rimbombancia de tu voz.
Nunca tornaré sin alas
mas eternamente volaré en tu periplo
para ser el de siempre...
Leo F Zambrano
lunes, 26 de marzo de 2007
domingo, 18 de marzo de 2007
Marcas de sal
Tatuaje que en mi alma ocupas,
venas de aromas y de luz en alba,
tus caminos de tiempos y oteros,
vienen como pintura de sol y tardes
como aguaje de ojos en mis manos
como arena de versos perdidos.
Ay mujer, ardes vasta en mi soledad
en esta distancia de papiros y edenes,
para desearte cerca y de a fuegos,
tierna y quebrada en ilusiones;
y es que toco tu aliento de leñas
para ser tu voz de luna y galimatías
hasta vivir desnudo y latiendo.
Leo F. Zambrano.
venas de aromas y de luz en alba,
tus caminos de tiempos y oteros,
vienen como pintura de sol y tardes
como aguaje de ojos en mis manos
como arena de versos perdidos.
Ay mujer, ardes vasta en mi soledad
en esta distancia de papiros y edenes,
para desearte cerca y de a fuegos,
tierna y quebrada en ilusiones;
y es que toco tu aliento de leñas
para ser tu voz de luna y galimatías
hasta vivir desnudo y latiendo.
Leo F. Zambrano.
Hay solo un espejo
Hay ocasos en las líneas gibosas,
otoños caídos en el indocto acento.
Hay luces tras las verjas del juicio
y un garfio en las semillas impías,
hay guijarros ásperos, cenizas
entre ciegas y aisladas órbitas.
Hay frío en los yermos que lloran
tinieblas de un esfero tácito.
Hay palabras rotas en los versos
y verbos muertos en las miradas.
Atisbos que evocan repasos,
a un último sendero, a un barranco.
En la sazón del eco levanto gritos
de fragmentos torpes, de olvidos,
apuntes en el gabán etéreo
y tinta de soles sobre el árbol.
Hay tiempos en las bitácoras,
botones de nieves en las huellas,
un pez saltando sobre los sueños;
con otra lengua en otros lagos,
con otro reflejo en lo anónimo.
Hay otro ser sin prototipo fatuo,
hay solo risa de un crío
en las letras.
otoños caídos en el indocto acento.
Hay luces tras las verjas del juicio
y un garfio en las semillas impías,
hay guijarros ásperos, cenizas
entre ciegas y aisladas órbitas.
Hay frío en los yermos que lloran
tinieblas de un esfero tácito.
Hay palabras rotas en los versos
y verbos muertos en las miradas.
Atisbos que evocan repasos,
a un último sendero, a un barranco.
En la sazón del eco levanto gritos
de fragmentos torpes, de olvidos,
apuntes en el gabán etéreo
y tinta de soles sobre el árbol.
Hay tiempos en las bitácoras,
botones de nieves en las huellas,
un pez saltando sobre los sueños;
con otra lengua en otros lagos,
con otro reflejo en lo anónimo.
Hay otro ser sin prototipo fatuo,
hay solo risa de un crío
en las letras.
Leo F. Zambrano
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