martes, 22 de mayo de 2007

Astiles idílicos

Una oruga pernocta
sobre una hojuela,
por cada esplendor
y cada barullo,
macerada gime
privados ecos

para pegar a sus aristas
remos de sueños,
perla crisálida,
esencia cíngara.
Dilatará su envoltura

y a sus ídolos de armario,
llevará emociones
en su metamorfosis
y en los yermos
cederá besos

sobre los ribetes
de otros pecíolos
y de otras piedras.



Leo F Zambrano

Demente

Sabes deidad, esta mañana me escapé.
Las alas me pesaban de tanto cargar,
si de cargar la luz de tus sueños.
Insolvente en tiempos y sin efugios,
se me fueron cayendo las estrellas,
se me olvidaron las cenizas del adiós.
¿Sabes algo luna?
Estás pura e inerte,
fría e irrisoria,
sola en mis silencios de partidas
te das cuenta,
que como fuente apareces,
con aquellas utopías deshojadas,
con esas señales húmedas… tus huellas;
con una mirada buscando soles.
Tengo soledades sin llantos,
un pedazo de un grito
que pudiera de ti pedir
y ser un ángel;
Disfrazando en mi voz olas
o en la espuma la punta del lápiz.
Siento vida aunque ilusoria, siento…
…aire que miente a mis latidos,
que llena horas de locuras;
Colores en un nido de mieles,
para alejarme de los refugios
y para ahogarme en la lluvia,
hoy en este piélago magno.

Qué más puedo perder si ya te perdí



Leo F Zambrano

sábado, 5 de mayo de 2007

Memorias salvajes

Hay otros versos encendidos
quemando mi alma
y con alhajas brillas
como estrella a destiempo.
Hay credos y óbices en tus alas,
pedazos de sombra
que de meollos y sierpes
entonan albores.
Gitana, retozo con tu grito
con tu media muerte
en mis ojos
y con tu esencia de mar
en mi dermis.
¡Qué silenciosa tu lluvia
en este libido infernal!
En este mundo de papeles
ocultando la tilde al espirar.
Tengo sed de otro orgasmo,
de otro vuelo etéreo.
Tengo mis dedos ya húmedos
en la misma platea,
tan púdica y erótica,
tan de ángeles y demonios.


Leo F Zambrano

viernes, 4 de mayo de 2007

Lágrimas abrazadas

Considero inevitable
un verso con ojos,
que te alumbre.
Considero gritar
sobre helechos,
saltando
y sin latidos.
Considero que la sangre
me arranca
con voz omisa,
para morir
en diluvios de letras.



Leo F Zambrano